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Generosidad

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¿Quién es mi prójimo?

¿Quién es mi prójimo?

Lo que Jesús creía era simple y claro —toda persona es un prójimo—. ¿Qué pasaría si consideráramos como nuestro prójimo a aquellos que no vemos, valoramos o no son bienvenidos, y los tratáramos como tal?

El lavado de pies

El lavado de pies

La noche antes de morir, Jesús reunió a sus amigos y seguidores y lavó sus pies como un acto simbólico de cómo debían ser humildes al dignificar y valorar a los demás. ¿Cómo cambiaría nuestro mundo contencioso si las personas, especialmente aquellas con ideologías opuestas se quitaran los zapatos y se lavaran los pies las unas a las otras?

Inmigrante

Inmigrante

Imagínate esta escena: Dos padres jóvenes toman a su niño y lo que puedan llevar en sus espaldas, y huyen del país. No había seguridad para ellos en su tierra natal, así que la única opción era buscar una tierra extranjera. Esto era la realidad que enfrentaban María, José y el pequeño Jesús. Cuando el Rey Herodes ordenó matar a todos los varones de dos años de edad o menores, María y José no tuvieron otra opción. Huyeron a Egipto. Jesús era un refugiado.

Ama A Tus Enemigos

Ama A Tus Enemigos

Vemos conflictos en todas partes. Nos alineamos con diferentes lados de la pelea en batallas de política, religión, justicia y, con demasiada frecuencia, dejamos que ese conflicto se transforme de una defensa digna de algo bueno en un ataque deshumanizante contra las personas con las que no estamos de acuerdo. Nos está separando. Pero Jesús nos ofreció una alternativa como ejemplo, y su solución no fue volverse apático y evitar el conflicto por completo. Nos mostró algo completamente diferente, un tercer camino. Su respuesta al volumen cada vez más creciente de odio y conflicto fue el amor. No cualquier amor, sino un amor confuso, sacrificial, desinteresado. Verás, Jesús todavía defendió lo que creía. Defendió a los indefensos, habló en nombre de los que no tenían voz, incluso volcó algunas mesas, pero en todo lo que hizo, primero se condujo con amor hacia las personas con las que no estaba de acuerdo. ¿Qué pasaría si tratáramos de amar a nuestros enemigos de la manera en la que Jesús amó a los suyos? ¿Cómo cambiaría el tenor de nuestros conflictos y nuestras conversaciones?